Promesas limpias, puras y verdaderas

En este hermoso día lunes, dice la Palabra del Señor en Salmos 126:

“Las palabras de Jehová son palabras limpias, como plata refinada en horno de tierra, purificada siete veces.”

La Palabra de Jehová, las promesas de Dios, son puras. Dice otra versión: son verdaderas.
¡Qué lindo saber que esas promesas que Dios tiene para usted y para mí, esas promesas, esas palabras, vienen del Padre!

Como dice el salmista en esta metáfora: son como plata refinada en horno de tierra, siete veces. Es decir, son palabras que vienen del cielo, palabras que son santas, palabras que son verdaderas. No son promesas como las del hombre, son promesas que Dios ha derramado sobre sus hijos.

Por tanto, necesitamos creerlas, vivirlas y caminar en ellas. Esas promesas son limpias, puras y verdaderas. Apropiémonos, hermanos, esta mañana de ellas.
Tómenlas, llévenlas, caminen con ellas, compártanlas y denle gracias al Señor:

Señor, gracias por estas promesas que son verdaderas, que son puras, que son limpias, que están aquí para mí, para mi vida, para mi casa, para mi familia. Señor, ¿cómo no he de exaltarte, si sólo tú tienes cosas buenas, limpias y puras para mí? Ayúdame a caminar en esta limpieza y pureza, en esta santidad que tú has declarado para mí. En el nombre de Jesús te doy gracias, Señor. Amén.

Que tengas un lindo día y disfrutes esas promesas limpias, puras y verdaderas.
Un abrazo.